Te escribo sin conocerte pero ya te quiero y no imaginas cuánto además, al igual que el papa por supuesto.
Irrumpías en nuestras vidas el veinte de enero a las 5:20 de la madrugada. Me desperté y me hice la prueba de embarazo que tanto miedo me daba, pero porque no quería que saliera un negativo y por suerte para nosotros allí estaban las dos rallitas que indicaban el comienzo de algo grande: Tú.
Es inexplicable lo que se siente. Después de tanto tiempo y cuando ya no teníamos esperanza de tener hijos, la vida giraba a nuestro favor. No podíamos creerlo. Estábamos nerviosos e inquietos, incrédulos de aquella realidad que parecía imposible. Nos mirábamos, nos reíamos, nos abrazábamos... pero no acabábamos de creerlo.
Y como a nosotros les pasó a los yayos, a los titos, a los primos que gritaban como locos: ¡primos! ¡primos! Fue una alegría para todos sin duda alguna.
Estaba de siete semanas cuando me hicieron la primera ecografía. Para entonces
tan sólo eras como una "moncheta" minúscula dentro de mí. Fue increíble porque aunque no se veía nada que pareciese un bebé,era la confirmación de que eras real y esa fue una sensación mágica.
tan sólo eras como una "moncheta" minúscula dentro de mí. Fue increíble porque aunque no se veía nada que pareciese un bebé,era la confirmación de que eras real y esa fue una sensación mágica.
A la semana siguiente pudimos escuchar tu corazón. El papa decía que no oía nada pero si se escuchaba a lo lejos, muy lejos en realidad pero latía con ganas y ahí empecé a creer de verdad que estaba embarazada.
Ahí escuché por primera vez como algo dentro de mí se despertaba, un sentimiento enorme de amor y miedo al mismo tiempo porque aún no eras nada, solo ese cacahuete chiquito, pero ya eras nuestra y por primera vez sentí el miedo real de perderte.
Estas semanas fueron duras porque tenía pérdidas y me aterraba que el sueño se rompiera.
Me hicieron muchas ecografías de control y todo iba correctamente y a su debido tiempo.
En la semana doce de pronto ya tenías manos y pies ¡menuda sorpresa! La cara del papa era única, su expresión al ver que aquella cosita pequeña de pronto ya empezaba a ser una personita era la imagen del asombro y la alegría. Aquella ecografía fue un regalo.
No queríamos saber si eras niño o niña aunque aún era pronto para averiguarlo. Buscamos muchos nombres tanto de niño como de niña pero no dábamos con el adecuado.
Una tarde fuimos al cine a ver La La Land y nos maravilló como a tantas miles de personas. Y fue así como en medio de un musical nos decidimos por dos nombres: Noah si era niño y Mia si era niña.
Poco después nos confirmaban que eras una niña, una Mia, nuestra Mia y si ya éramos felices, al saber que eras una niña ya fue una felicidad absoluta.
Por cierto la abuela Neus y el Tito Miguel siempre creyeron que eras una niña.
Hoy te escribo desde la semana 21+3. Es curioso cómo cambiamos el modo de medir el tiempo, pero es que hay mucha diferencia de una semana a otra así que es normal que se cuente por semanas el embarazo.
La última ecografía fue hace justo una semana y estabas perfecta. Pesabas 384gr y el fémur te medía 3,3cm. Sigues siendo pequeñita pero ya sí que sí eres nuestra niña. Por cierto está previsto que nazcas para el 19 de septiembre a ver qué ocurre.
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