En realidad me encanta recordarla. Me vienen tantas cosas bonitas que me hacen sonreír que quizá por eso sentirme triste me hace estar rara. Sé que es normal sentirse como me siento pero aún así no quiero estar triste. Cuando vivía mi abuela siempre me decía: cuando me muera tú le dices a la gente "yo estoy contenta porque mi yaya se quería morir". Es curioso como puedo escucharla como si estuviera aquí conmigo. Tengo que decir que eso lo cumplí, se lo dije a todo el mundo e incluso estuve, por decirlo de alguna manera contenta porque era lo que ella quería.
Muchas veces me había parado a pensar que mi abuela no iba a ser eterna pero realmente nunca estás preparado para perder a un ser que amas, y aunque la vida sigue y tal como decía mi abuela "el que se va es el que pierde", a los que nos quedamos un trocito de nosotros se muere con la persona que se va. La vida sigue sí, pero no sigue igual. Yo miro a mi madre y algo en su vida se ha parado, algo que por más que a medida que pase el tiempo y todo se sobrelleva mejor evidentemente, hay un rinconcito de ella que ya no es el mismo. Hablo de mi madre porque si yo me siento triste no quiero imaginar como se siente ella. Está claro que la vida continúa pero siempre habrá un antes y un después, para todos.
No me quiero poner melodramática porque además mi abuela era ley de vida que falleciera y sí que es verdad que tenía la vida hecha y quieras que no pues todo eso consuela.
En realidad ya me siento mucho mejor, no hay nada como sacar lo que llevas dentro para sentirte bien. Dejo unas cuantas fotos de diferentes momentos que nos ha dejado La Sole.
Te quiero yaya, siempre vivirás para nosotros.
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